El banco que administra los recursos del  Vaticano, se ha visto envuelto en escándalos que involucra presunto lavado de dinero por tal motivo, el director Paolo Cipriani y su segundo, Massimo Tulli, presentaron la renuncia a sus cargos.

El Vaticano comunicó  en el día de ayer que el director  Paolo Cipriani y el subdirector Massimo Tulli presentaron sus  renuncias tres días después de que se los  investigue  y acusen de lavado de dinero. El mismo comenzó a ser investigado  en 2010 por sospecha de violar leyes contra el lavado de dinero. Además el  documento de la Autoridad de Inteligencia Financiera del Vaticano mostró seis reportes de “actividad sospechosa” el año pasado. Se mencionó que los fiscales investigan dos de esos reportes por una posible actividad criminal, pero sin entrar en más detalles.

La policía había decomisado 23 millones de euros  de una cuenta del Vaticano en un banco de Roma. Hasta el momento ninguno de los funcionarios ha sido acusado formalmente y el dinero fue devuelto.

Pero  cabe destacar que el banco del  vaticano que maneja las Obras Religiosas, ha estado  bajo sospecha por haber  sido usado como refugio de cuentas millonarias para evitar impuestos.

El director del banco fue  arrestado e interrogado por magistrados italianos por primera vez y ha solicitado arresto domiciliario.

Toda esta situación se presenta cuando se dio la orden de crear  una comisión de investigación para determinar  el funcionamiento del Instituto para las Obras de la Religión (IOR), nombre oficial del banco del Vaticano.

A lo largo de los años, diversos escándalos han marcado la reputación del IOR, ya que círculos criminales aprovecharon el anonimato o de testaferros para blanquear sus fondos.

El hecho más importante se produjo en 1982 con la quiebra del Banco Ambrosiano, un escándalo bancario que implicaba a la CIA y a la logia masónica.

Un dato importante es que el banco del Vaticano administra  unas 19.000 cuentas patrimoniales pertenecientes  al clero católico, es decir, unos 7.000 millones de euros, que incluyen tanto a personas de menor rango en la jerarquía vaticana como a obispos, cardenales y diplomáticos autorizados ante la Santa Sede y se ocupa también de las trasferencias de dinero de las congregaciones religiosas.

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