Entre 2000 y 2011, al menos 129 mujeres fueron procesadas por aborto, homicidio agravado u homicidio imprudente. 49 fueron condenadas, según una investigación de la Agrupación para la Despenalización del Aborto: incluso algunas pérdidas involuntarias se consideraron como provocadas. El caso de Beatriz.
“La prohibición total del aborto genera desprotección. Como las de estas mujeres, consideradas sospechosas de un primer vistazo; también condena a las que necesitan abortar a la clandestinidad”, sostiene Lesbia Gutiérrez, experta de la organización contra el aborto inseguro IPAS. El problema en El Salvador se profundiza cada vez más: sólo entre el 2000 y 2011, al menos 129 mujeres fueron procesadas por los delitos de aborto, homicidio agravado u homicidio imprudente. Todas estas mujeres procesadas por delitos relacionados con la interrupción del embarazo son mujeres solteras o con la pareja lejos, pobres, de zonas rurales o barrios deprimidos, poco formadas e informadas, según los informes de la Agrupación.
“Las ricas salen del país para hacerlo, pero las pobres recurren a prácticas que pueden ser fatales. Tanto por el riesgo sanitario como por el de la denuncia”, aseguran. De hecho, el 60% de las mujeres procesadas por estos delitos fueron denunciadas por el personal sanitario. En El Salvador, 49 mujeres han sido condenadas en los últimos años por delitos relacionados al aborto.
El caso de Beatriz, salvadoreña, es paradigmático: al estar prohibida por ley la interrupción del embarazo, bajo ningún tipo de circunstancia, debió poner en serio peligro su vida. Se pasó 14 semanas, desde el Hospital, litigando contra el Estado de El Salvador para que le permitieran interrumpir su embarazado que ponía su vida y su salud en un gran riesgo.
Beatriz padece lupus eritematoso y problemas renales graves, patologías que se agravan con el embarazo, y que con antecedentes pueden causar complicaciones fatales. Pero el Estado se negaba; incluso, luego de que los médicos le dijeran que el feto tenía nulas chances de sobrevivir.
El lunes pasado, los médicos le practicaron una cesárea que puso fin a parte de su sufrimiento. La hija que esperaba nació anencefálica (sin cerebro) y con anomalías gravísimas, como los expertos habían diagnosticado. Solo sobrevivió cinco horas. “Estoy triste porque murió. Pero ya dijeron que no iba a vivir… Ya lo sabían, que no venía bien, que no traía cerebro… Yo les dije que mejor me lo sacaran, pero han esperado mucho y ha sido peor”, explica Beatriz, de 22 años, desde su cama del hospital.
La solicitud de Beatriz’, una joven pobre, con problemas nutricionalaes; reavivó el debate del aborto en El Salvador, donde desde 1998 es penalizado en todas sus formas. El Salvador es uno de los cinco países de Latinoamérica, junto a Nicaragua, Honduras, República Dominicana y Chile, que prohíben el aborto de manera absoluta.