San Martín de san Juan hizo todo bien y goleó a Boca de local por 6 a 1. Con una defensa casi nula y sin generar juego, el equipo xeneize se despide prácticamente del torneo local.
Como si fuera un presagio, Boca no había comenzado a acomodarse dentro de la cancha y ya iba abajo en el marcador. A los dos minutos el delantero colombiano de San Martín de San Juan, Osorio Botello, ya había mandado la pelota a la red, tras un par de rebotes en el área. Podría atribuirse lo sucedido en parte a una desconcentración inicial, pero rápidamente el local demostró lo contrario: jugaba sereno, presionaba, tocaba rápido, abría la cancha y llegaba con claridad al arco xeneize. Tras un par de tapadas de Ustari, Luna tiró un centro que se le metió al arquero por la espalda. 2 a 0 y un partido que se hacía cada vez más cuesta arriba.
Pero Boca es Boca, y con una pequeña ráfaga de fútbol logró preocupar a los sanjuaninos. Primero, Colazo reventó el palo y, en el rebote, se lo perdió el “Burrito” Martinez. Un par de minutos despúes, el árbitro sancionó mal un penal para el visitante, que el uruguayo Silva cambió por gol. Un 2 a 1 que permitía soñar con una remontada.
Y cuando Boca se atrevía a comenzar a soñar, comenzó la pesadilla. Dos minutos despúes del descuento, Landa puso el 3 a 1 luego de un centro desde un tiro libre, pero eso no era todo, en el segundo minuto de descuento, un córner desde la derecha complicó nuevamente a una triste defensa de Boca y Osorio puso el 4 a 1 para irse al entretiempo con una goleada en el bolsillo.
Para el segundo tiempo, Bianchi improvisó un par de cambios en defensa sacando a Caruzzo y Clemente Rodriguez. Pero no alcanzó solidez defensiva para intentar adornar el resultado. A los nueve minutos del complemento, Osorio metió el tercero de su cuenta personal despúes de una linda pared en un costado del área. 5 a 1 perdía Boca y la cara de Bianchi lo decía todo.
Y el partido ahí murió en intensidad. Boca sólo intentaba que no le conviertan más, mientras que los sanjuaninos hacían circular la pelota, sin sufrir ninguna preocupación por parte del rival. Y en medio del sopor, Penco, tras buscar el gol incansablemente durante todo el partido, lo logró y puso el 6 a 1 definitivo.
Una goleada histórica, prácticamente sin antecedentes en la historia xeneize. Una goleada que duele, que lo despide con rabia de la lucha del torneo. Boca ya piensa en el partido del miércoles por la Copa Libertadores, partido que debe ganar pese a ya estar clasificado para los octavos de final, en función de quedar primero en el grupo.