En el último mes, Corea del Norte ha emitido amenazas de guerra contra Corea del Sur y los Estados Unidos. En las últimas horas, Japón entró también en estado de alerta. Ninguno de los estados cede ante el gobierno de Pyonyang, y continuan exigiéndole la renuncia a su programa de armas atómicas.

 

Tras lanzar un misil de prueba en diciembre del año pasado y su tercera prueba nuclear subterránea en febrero del 2013, el panorama en Asia se ha complicado aún más. La condena internacional a estas acciones beliciosas, sumado a la aplicación de severas sanciones, provocaron todavía más al gobierno norcoreano de Kim Jong-un.

En consecuencia, el gobierno de Corea del Norte lanzó amenazas de ataques nucleares a Corea del Sur y Estados Unidos, suspendió el armisticio firmado con el primero luego de la guerra de Corea (1950-1953) y anunció la próxima reactivación de la central de Yongbyon, la planta de enriquecimiento de uranio cerrada desde 2007.

Inmediatamente, el gobierno norteamericano trasladó buques y aviones hacia Corea del Sur, reubicando sus batallones de artillería. Al mismo tiempo, este último país puso en estado de alerta a todas sus tropas, en función de un posible ataque.

A pesar de que se esperaba un enfriamiento de la situación y el cese momentáneo de las hostilidades verbales; esta semana, Corea del Norte desplazó un misil Musudan de alcance medio (3.000 a 4.000 kilómetros) que, en caso de ser disparado, podría alcanzar a Corea del Sur, Japón y el territorio norteamericano de Guam, enclavado en medio del Oceano Pacífico. Además, el gobierno de Pyongyang pidió el pasado martes a los extranjeros que se encuentren en Corea del Sur que se vayan del país, si es que no quieren verse envueltos en “un conflicto termonuclear”. “No queremos ver a los extranjeros en Corea del Sur caer víctimas de la guerra”, añadió en el comunicado el Comité de Paz de Asia Pacífico de Corea del Norte.

Confirmando los dichos del gobierno norcoreano, el ministro de Exteriores de Corea del Sur Yun Byung-se, confirmó el desplazamiento del misil a la costa este de Corea del Norte y constataron que está listo para ser disparado.  “De acuerdo con los datos obtenidos por nuestros servicios de inteligencia y los de Estados Unidos, la posibilidad del lanzamiento de un misil por Corea del Norte es muy alta”, agregó el ministro. Por su parte, el gobierno   japonés procedió a instalar baterías de misiles tierra-aire Patriot en varios puntos de Tokio así como también en buques desplegados por sus costas.

Entre tanto, el gobierno de Corea del Sur pidió nuevamente a China (uno de los pocos países que tienen contacto con los norcoreanos) que presione ante ellos para bajar los cada vez más altos niveles de tensión.

Hay un consenso generalizado, entre los expertos en el tema, de que Corea del Norte, a pesar de las sucesivas amenazas, no busca y no quiere desatar una guerra nuclear; sino que lo que busca es establecer un factor de presión poderoso para forzar al gobierno de Barack Obama a comprometerse en negociaciones de tinte político y económico, además de restablecer las relaciones diplomáticas entre ambos países. Respecto a Corea del Sur, lo que estarían buscando es un acuerdo de paz definitivo.

Sin embargo, tanto los Estados Unidos como los surcoreanos insisten en no ceder ante las amenazas del gobierno de Pyonyang, y de continuar exigiéndole la renuncia a su programa de armas atómicas.

La situación no es nada fácil y se teme que cualquier incidente, por ínfimo que sea, desate una guerra nuclear, con consecuencias inesperadas.

 

 

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