El paquete de rescate aprobado por los ministros de finanzas y las autoridades de la Unión Europa evitó la quiebra de la economía chipriota y su salida de la zona euro. El corralito establecido en Chipre, con reminiscencias del argentino del 2001, es el primero en toda Europa.
El PBI de la isla es de 20 mil millones de euros, lo que no representaría un gran problema para los países de la Unión Europea (0,2% del PBI de toda Europa); sin embargo, el incoveniente es que los depósitos en sus bancos son superiores a los 80 mil millones de euros, provenientes fundamentalmente del lavado de dinero de países como Rusia y de los ahorristas que venían escapandose de Grecia. Sumado a esto, se encuentra la propia deuda pública de Chipre que se revela como incapaz de ir al rescate de sus propios bancos ya que no llega, siquiera, a los 20 mil millones de euros.
El corralito bancario establecido en Chipre desde hace varias semanas continúa siendo prorrogado de forma sucesiva y, hasta ahora, las medidas de control de capitales en lo que respecta a la salida de fondos del país (más conocida como fuga de capitales) se han mantenido; así como las limitaciones sobre la disposición de los depósitos en los bancos y límites a la extracción de euros en efectivo (hasta 300 euros por día).
En las últimas horas, desde el Ministerio de Finanzas, se emitió un nuevo decreto anunciado que “se permite a particulares efectuar pagos por cheque de hasta 9.000 euros mensuales por individuo y banco, al mismo tiempo que se decidió aumentar de 5.000 a 25.000 euros el permiso de abono por cheque a las empresas, mientras que las cantidades superiores a 25.000 e inferiores a 200.000 estarán sujetas a la aprobación por parte del Banco Central de Chipre”. Tras la dimisión de Michalis Sarris, en esta cartera, asumió con el visto bueno de los organismos financieros y de crédito, Haris Georgiades. En su discurso de asunción aseguró “que trabajará con el objetivo de imponer estricta disciplina fiscal y austeridad extrema”.
La decisión por parte de la “troika” (constituido por el FMI, la Comisión Europea y BCE) de
realizar una quita sustancial sobre los depósitos superiores a los 100.000 euros en los principales bancos de Chipre a cambio de participaciones de capital en esos mismos bancos, constituye un golpe más para la confianza en el euro. Incluso se habla de que se podrían “intervenir” los depósitos inferiores a 100.000 euros, protegidos y asegurados por ley en los países de la Unión Europea. El hecho de que un rescate bancario sea co-financiado por los mismos depositantes provoca una suerte de ruptura, en la medida en que es una invitación en masa de los retiros de los depósitos en el resto de los bancos europeos.
Vale la pena recordar que el pasado 24 de marzo, se había aprobado el paquete de rescate en función de evitar la quiebra del sistema financiero chipriota. El rescate es por, aproximadamente, 10.000 millones de euros proporcionada por el Mecanismo Europeo de Estabilidad y 1.000 millones de euros por parte del Fondo Monetario Internacional. Según la “troika”, el monto de la ayuda se calculó “para permitir que la deuda de Chipre siga siendo sostenible”.
A cambio del paquete de rescate, las autoridades chipriotas deberán realizar diversas reformas estructurales, ajustes y privatizaciones. Asimismo, se exigió que el segundo banco del país, el Laiki Bank, sea llevado a la quiebra de un modo ordenado; para más adelante reagrupar los depósitos en el Bank of Cyprus.