Pasaron tres años del terremoto pero aun el aire que se respira en Haití  huele a necesidad. Los últimos informes señalan que por el terremoto murieron 300 mil personas, casi dos millones quedaron sin viviendas y la capital perdió gran parte de su infraestructura, ya que apenas el 17% de la población de Haití tiene instalaciones adecuadas. Sigue habiendo un 60% de alfabetización y una mortalidad infantil muy alta

En el país más pobre del hemisferio occidental,uno de los principales retos es reducir enfermedades como el cólera, epidemia que se declaró en octubre de 2010, y la deficiente respuesta es otra muestra de la falta de recuperación del sistema de salud: desde entonces, el país ha sufrido brotes recurrentes de la enfermedad. El número de casos aumentó a raíz del paso de los huracanes Isaac y Sandy el pasado otoño, al provocar las lluvias el desbordamiento de los desagües abiertos, favoreciendo así la propagación de la bacteria responsable de la enfermedad.

El número de personas desplazadas o promover la construcción de escuelas e infraestructuras de saneamiento y alcantarillado. Al mismo tiempo, el Programa Mundial de Alimentos alertó que más de 1.500 mil personas están en situación de severa inseguridad alimentaria en Haití.

“La mayoría de la población no tiene acceso al agua potable y a instalaciones sanitarias, y el tratamiento de cólera no ha sido adecuadamente integrado en los pocos centros de salud pública existentes,” explica Joan Arnan, jefe de misión de Medicos Sin Fronteras en Haití. Dicha ONG todavía gestiona cuatro hospitales que fueron construidos para reemplazar a las improvisadas estructuras levantadas por la organización médico-humanitaria en los días posteriores al sismo. El terremoto que duró treinta y seis segundos, sigue, a tres años, destruyendo la posibilidad de superación ante una ayuda que siempre resulta escasa.

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